Lo que damos por sabido

EMPRENDIMIENTO

Dar las cosas por sabidas.

En las campañas de venta se aprende pronto lo poco rentable que resulta creer que «ya sabes».

Cada caso es distinto. Las variables y condicionantes son tantos, que la única manera de saber qué es lo mejor, es ponerlo en práctica. De muchas maneras.

En primer lugar, HACER. Hacer, hacer, hacer. Mucho mejor que preparar, estudiar, esperar que baje o suba la temperatura o que sea temporada de patos o de conejos.

En segundo lugar, PROBAR. Testar. Poner en marcha diferentes ideas, recursos, estilos, medios. Ver qué funciona y comprobar por qué funciona. Comprobarlo mientras sigues probando. Preguntártelo mientras sigues haciendo. Haciendo más de lo mismo y más de lo que no es lo mismo. [En mi caso lo planteo desde el ámbito de la redacción de textos, pero sirve para todo].

Uno de los grandes problemas de cualquier emprendimiento con cierta trayectoria es el efecto «yo ya sé». Y lo digo porque a mí, imagino que como a la mayoría, me ha costado y me sigue costando relativizar «lo que sé» para abrirme a «lo que no sé».

La experiencia sirve, por supuesto. Pero para ciertas cosas, hasta cierto punto y cada vez menos por la rapidez de los cambios. La mejor experiencia son los errores.

Y no solo para evitarlos. Retomar errores del pasado y replantearlos me ha sido varias veces muy provechoso

Lo que seguro no funciona es excusarse en «factores externos» o «condiciones distintas». Esos factores y condiciones no son el problema. Son el camino al éxito.

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