Un ejemplo real de cómo ignorar lo más importante
EMPRENDIMIENTO
Un grupo de adolescentes ilusionados.
Empezaban a hacer sus pinitos como periodistas. Con su propia sección dentro de una publicación mensual y todo.
La idea fue suya: quedar con el alcalde de su pueblo y hacerle una entrevista.
Me pidieron que los acompañara. No pensaba intervenir, solo observar. En todo caso podía ayudar, si era necesario, a romper el hielo hasta que se lanzaran por sí mismos.
El alcalde nos recibió en su despacho del ayuntamiento. Nos sentamos a su alrededor. Empezó a hablar.
Una introducción. Lo habitual: muy dispuesto a atenderles, muy agradecido por la visita.
Siguió hablando.
Habló más.
Habló y habló. 5, 10, 15 minutos sin parar.
Un rollo patatero. Palabrería aprendida de memoria para salir del paso en cualquier ocasión. Repetido mil veces.
En el grupo (serían 6 o 7) empezaron a mirarse entre ellos sin entender nada, esperando la ocasión de poder decir algo, de hacer alguna de las preguntas que habían preparado concienzudamente.
Y seguía hablando sin decir nada. Algunos me miraban como pidiendo auxilio, como si les hubieran tendido una trampa.
Y eso es lo que era. Una trampa. Una encerrona.
¿Y sus inquietudes, sus problemas, sus expectativas como colectivo que vivía en ese pueblo?
Aquello tuvo mucho de esa frecuente condescendencia de la gente madura frente a los jóvenes (me temo que tampoco yo puedo evitarlo a veces).
Y a eso se le unió un mal muy extendido: la absoluta incapacidad de aquel político de un pequeño pueblo, de entender que allí no se trataba de sus opiniones ni intenciones.
Se trataba de conocer las necesidades concretas de esos jóvenes. Y de, sin necesidad de respuestas improvisadas ni promesas vanas, ponerse manos a la obra.
Los políticos tal vez puedan permitirse ignorar a quienes les dan de comer. Las empresas no.
No hables de ti. No convenzas con palabras gastadas, convence con tu buen producto o servicio y un excelente seguimiento y atención al cliente.
Conoce y anticípate a las necesidades de tus clientes. Tu capacidad de responder a sus expectativas hablará por ti.
Hablemos de tus clientes: contacto@potenciatuempresa.com
Foto de Werner Pfennig en Pexels
Ángel González Palenzuela
© 2024 Skaldcraft