No seas ceniza

CULTURA DE VENTAS

La historia de Cenicienta funciona siempre.

Sabrina, Pretty Woman, El príncipe y yo, Maid in Manhattan y muchísimas más películas de todas las épocas no son más que versiones del cuento de Cenicienta.

Existirá siempre porque es una lección de superación y aceptación. Un arquetipo en el que siempre nos reflejaremos de algún modo. Hay que hacerlo muy mal para que por lo menos no entretenga. Porque esa es tu historia. Y la mía. Y la de cualquier persona.

Nació y evolucionó como aviso, aprendizaje y preparación para la realización femenina. Hasta ahora todo dependía de que la chica, en su paso a mujer, encontrara a su príncipe (Humphrey Bogart, Richard Gere, etc.). Afortunadamente eso está evolucionando. De hecho, ya en 1960 Jerry Lewis hizo una versión con los papeles invertidos (Cinderfella, llamada en España «El Ceniciento»).

Actualmente, aunque se siguen los mismos patrones de chica (pobre, anónima) conoce a chico (rico o lo que sea), se puede considerar una historia más allá del género y de las obligadas dosis de romanticismo, para mostrarnos una historia de cómo lo que importa es la persona, su valía. Y sobre la importancia de confiar en uno mismo y no ponerse límites, aprovechar las oportunidades.

Pero no se trata aquí de príncipes ni princesas, sino que tus clientes te vayan conociendo paulatinamente; que te vayan conociendo de verdad, en tus peculiaridades, en lo que te hace único; y yo te ayudo a que te descubran más allá de una compra puntual, a que se enamoren de tu oferta y de tus servicios.

Cuando descubran quién eres y cómo eres, tendrás muchos pretendientes.