¿Estoy aprendiendo?

EMPRENDIMIENTO

«Hay tres modos de adquirir sabiduría: el primero, por la reflexión, que es el más noble; el segundo, por imitación, que es el modo más fácil; y en el tercero, por la experiencia, que es el más amargo».

Esto se dice que dijo Confucio. Sería muy propio de él, como palabras sabias que son.

La realidad es que muchos no progresan porque evitan la reflexión y no practican con intención. Pensemos en el hecho de que hay 1,2 mil millones de conductores de coches en el mundo. Si la simple experiencia fuese suficiente para mejorar, todos estos conductores serían maestros y no habría apenas accidentes. Sin embargo, la verdadera esencia del aprendizaje profundo está en la reflexión.

Reflexionar nos permite dar forma a nuestra visión de vida. Nos ayuda a clarificar nuestras prioridades más importantes y a seguir el camino más directo hacia ellas. Además, la reflexión es la herramienta que afina nuestros sistemas y ajusta nuestros ciclos de retroalimentación basados en nueva información. Nos permite identificar las circunstancias que, si se recrean, sacan lo mejor de nosotros mismos.

La pregunta crucial es: ¿cómo sabemos que estamos aprendiendo? El verdadero aprendizaje se refleja en un cambio de comportamiento. Significa evolucionar, saber más sobre el mundo o adquirir una habilidad que antes no teníamos. Quizás ahora puedas cantar sin desafinar, o tal vez te encuentres aplicando nuevas técnicas de negociación o marketing en tus interacciones diarias. Incluso podría llevarte a reevaluar tus creencias y valores, transformándote en una persona diferente.

El aprendizaje implica tomar decisiones y ajustar nuestras acciones en respuesta a la información que adquirimos. Pero todo esto se logra solo si dedicamos tiempo a la reflexión, permitiéndonos crecer y adaptarnos en un mundo en constante cambio.

No se trata de darle vueltas a todo. La experiencia es sin duda la mejor forma de aprendizaje, nada que no se haga por sí mismo queda verdaderamente asimilado. Pero es mucho lo que se pierde si no se aprende de los errores, lo cual ocurre mucho más de lo que pensamos: el obcecarse en algo porque queremos que funcione, no porque sepamos que es el camino adecuado.

Tomar distancia de vez en cuando, relativizar, conocer opciones, adaptarse.