Escucha

EMPRENDIMIENTO

Ahí tienes a tu cliente.

Ahí está, hay un vínculo, ha contactado. Por el medio que sea.

Sea como sea, escucha.

Si se interesa, escucha. Si no se interesa, escucha.

Cuando no se decide, cuando tiene una duda, cuando tiene una queja.

Cuando corta la relación, escucha.

Y asiente.

Asiente a lo que dice. No para darle la razón, necesariamente. No tiene por qué tenerla. Asiente para que se sepa escuchado.

Porque, aunque creas que sabes lo que va a decir, muchas veces no lo sabes. O no es esa la cuestión.

Y cuando espere respuesta, sigue escuchando. Di solo la palabra precisa, la pregunta clave, para que sepa que sigues ahí, dispuesto a escuchar.

No que estás esperando a meter la cuña publicitaria, el autoelogio, colarle lo que a ti te conviene, darle la excusa o justificación...

Tal vez no sea el caso, pero normalmente es lo que el cliente da por hecho que estás esperando hacer.

Tú conoces los remedios. Pero primero conoce bien los síntomas. Los de verdad.