Cuando algo se tuerce

CULTURA DE VENTAS

Aunque no te guste el jazz, tal vez hayas visto alguna vez la imagen de un músico negro y gordote con una trompeta extraña, con un tubo hacia arriba, y los mofletes hinchados como los de un vidriero.

El gran, enorme Dizzy Gillespie.

Él mismo contaba que en una fiesta alguien se sentó sin querer sobre su trompeta y la torció. Él, que era un tipo que se tomaba las cosas con tranquilidad y con sorna, la cogió, la miró y la sopló para ver cómo sonaba.

Y no le desagradó lo que oyó. Se puede decir que hasta le gustó.

De hecho, se hizo construir una trompeta especial con el tubo hacia arriba. Y esa es la imagen característica que quedó de él para siempre.

Una pequeña inspiración a la hora de afrontar los imprevistos. Y aprovecharlos, tal vez, para tomar una nueva perspectiva.